domingo, 12 de noviembre de 2017

Héctor Torres: “Mi naturaleza melancólica e introspectiva me llevó a buscar placeres solitarios”


Héctor Torres cuenta la relación inevitable de su vida personal con su obra literaria
“Mi naturaleza melancólica e introspectiva me llevó a buscar placeres solitarios”
El reconocido escritor caraqueño, Héctor Torres, abre las puertas a su apreciación personal sobre el amor y el desamor, y su vida en rebeldía contra el tiempo
Lucrecia Cisneros.-
Héctor Torres es reconocido por su obra Caracas Muerde, la cual se ha convertido en parte inconsciente de la cultura caraqueña. Héctor, cuenta que todos los relatos que ha escrito se los ha contado alguien más. “La gente cree que yo tengo tanta imaginación, pero la verdad es que no; para escribir me permito ciertas licencias sobre esas anécdotas, al fin y al cabo soy escritor, no periodista”.
Confiesa que inevitablemente, todo sus relatos son autobiográficos. El escritor escribe viendo el mundo a través de su lente. “Yo soy esa cosa medio femenina, medio melancólica que se aprecia en mis libros. Hasta mis malandros tienen una ternura: esos delincuentes existen solo en mi cabeza”.
Héctor es una persona rebelde, le gusta vivir contra la corriente, llevar la vida a su ritmo y no con la prisa que impone la sociedad. Al escribir, puede demorar 8 años para sentir que un libro está listo para ser publicado. “Una vez uno de mis hijos me dijo: papá, yo nunca te he visto salir por la mañana a la oficina” y así va su vida.
"Yo nací melancólico: desde niño, mi naturaleza melancólica e introspectiva me llevó a buscar placeres solitarios. Me gustaba la música, las palabras, me hice un lector apasionado desde muy pequeño. Ya adulto, como a los 26 años, me encontré a mi mismo escribiendo mi primer cuento… y poco a poco lo fui desarrollando hasta que se convirtió en un modo de ver la vida”.
Héctor explicó que el oficio de escritor te enseña solo, desde que uno comienza cada día se va aprendiendo. Pero si pudiese compartir algo luego de todos estos años escribiendo, es que para escribir es necesario obedecer a la voz interior, dijo. “Vivimos en un mundo construido sobre relatos: falacias e historias terribles y oscuras. Estamos condenados a ser infelices: “¡eso no se puede hacer!”, “¿tú crees que eres tan bella como para eso?”, “¿y por qué tú le vas a importar a los demás?”. Así nos han minado la autoestima, la esperanza; el odio y el cinismo se ven como relatos positivos. Eso es lo primero que se debe vencer para ser escritor: hay que imponerse a su destino”.
Sobre su vida cotidiana, Héctor confesó que ha descubierto que le gusta ser papá. Tiene tres hijos de dos matrimonios y todos viven con él y su esposa, juntos hicieron una familia. “Me gusta la interacción con mis hijos, estar con ellos, conversar. Nuestra actividad favorita es hablar, en la casa se hace sobremesa de más de 1 hora. Somos improductivos”, explicó con una sonrisa.
Héctor se declaró enamorado: “Yo amo, amo que jode”. Para él, existen muchos tipos de amor, pero básicamente, el amor es la fe. “Los sentimientos extremos no son el amor y el odio, sino el amor y el miedo, porque el amor es la fe y la luz mientras el miedo es la oscuridad y la incertidumbre”. Creer que el otro te quiere, para Héctor, también es un acto de rebeldía porque se vive al margen de la incertidumbre.
“Uno a medida que vive, sufre y hace daño, es inevitable. Pero creo que sufro más con el daño que he hecho que con el que he recibido... porque no te libras de la culpa”. ¿Entonces, qué es el desamor para Héctor Torres? Después de muchos guayabos, parece que todo se resume a la sensación de que te vas a morir, pero no te mueres.  “A veces veo a mis hijos y pienso que van a sufrir despechos y pienso eso va a ser dolorosísimo, van a creer que se van a morir, pero lo más loco es que uno no se muere”.

“El desamor es una cosa maravillosa porque enseña muchísimo, los momentos exultantes son pequeños, son un disfrute y un descanso. Uno aprende con el dolor, solo el dolor enseña”. Después de noviazgos, matrimonios y rupturas, desde hace años, Héctor y su esposa han encontrado la felicidad en la vida cotidiana. “Al despecho nadie lo quiere, pero es tan necesario para crecer”, dice finalmente.

sábado, 11 de noviembre de 2017

Robos en el Instituto de Anatomía Patológica de la UCV pueden estar relacionados con complicidad interna

Robos en el Instituto de Anatomía Patológica de la UCV pueden estar relacionados con complicidad interna


La Universidad Central de Venezuela se ha caracterizado a lo largo de su historia por ser una de las mejores universidades del país, además de prestar servicio público a la población y comunidades aledañas. En ella hacen vida 11 facultades, entre las que destaca la Facultad de Medicina.

En los últimos años, la Facultad de Medicina y los diferentes institutos que hacen vida en ella no solo se han visto comprometidos por la falta de insumos, los problemas infraestructurales y las limitaciones presupuestarias, sino también por la inseguridad que envuelve a la universidad, lo cual ha limitado la atención médica que brindan al país. En el Instituto de Anatomía Patológica "José Antonio O'Daly" , cada vez aumentan más las sospechas de complicidad interna.

Desde octubre de 2014 hasta la fecha, se han registrado 12 hechos violentos en el Instituto de Anatomía Patológica (.pdf), y 47 robos en el Instituto de Medicina Tropical (.pdf). El suceso más destacado fue el asesinato de la de la señora Paula Solis de Pinto el pasado 11 de julio en el estacionamiento del Instituto de Anatomía Patológica, tal como reportó Efecto Cocuyo. La señora de 82 años era esposa del profesor José Atahualpa Pinto; el hecho sacudió al personal del Instituto Anatomopatológico, de Inmunología y de Medicina Tropical.

Comunicado del 21 de septiembre a personal docente, residentes y empleados del IAP
A partir de ese hecho, el horario de trabajo fue reducido hasta la 1 pm por medidas de seguridad, cuando anteriormente se trabajaba hasta las 4 de la tarde. Daniela Albornoz, Secretaria del Instituto, señaló sobre la inseguridad en el edificio: “Segura yo me siento en mi oficina porque cierro mi puerta, pero cuando salgo no sé qué va a pasar de aquí para allá”, explicó.


Incluso, en diversas sesiones del Consejo de Facultad, ya se ha debatido el tema de los robos y la inseguridad. En el informe de la sesión del 04 de octubre de 2016 (.pdf) se enumera, al menos, 10 robos en las distintas instalaciones que conforman la Facultad de Medicina; sin embargo, a pesar de ser el siguiente Consejo de Facultad luego del robo ocurrido en la Secretaria del Instituto de Anatomía Patológica, el mismo no fue denunciado por la Directiva.

Durante las vacaciones de verano, fueron sustraídos de la azotea del Instituto los ductos de los Aires Acondicionados, lo cual también afectó gravemente el funcionamiento y los servicios que prestan, ya que ahora no se pueden procesar biopsias ni citologías en el Laboratorio General, porque para ello “se utilizan gases que desprenden olores químicos muy fuertes que sin el aire obviamente se condensan pero cuando teníamos el aire se dispersaba”, explicó Xiomara Meza, trabajadora del Instituto, y agregó “eso afecta la salud de todos nosotros”.

Foto de la ventana rota de la Secretaria por donde supuestamente ingresaron 
al recinto (tomada por Andrew Álvarez para ucvnoticias)
El robo más reciente en el Instituto, ocurrió el domingo 22 de octubre, en el cual “supuestamente se metieron por la ventana”, señaló Albornoz. Sin embargo, al romper la ventana, los vidrios cayeron hacia afuera y no hacia dentro de la Secretaria. Al respecto, Mario Caicedo, físico, explicó que “es físicamente imposible que si un vidrio se rompe desde afuera del edificio, los cristales también caigan hacia afuera”. 

Espacio vacío del extintor
de incendio 
En el robo registrado ese domingo, fue violentada la Secretaria del Instituto, la Sección de Neuropatología y la Sección de Ginecopatología, donde se registraron destrozos generales, y además, fueron robados los computadores, microondas, televisores, cafeteras, extintores y la rebanadora de úteros.

Rodolfo García, Administrador del Instituto, resaltó que “con estos equipos se procesaban los resultados de los exámenes que se practican en el lugar y se calentaban ciertos reactivos”.

Belinda Albarrán, técnico histólogo de la Sección de Neuropatología explicó que en sus 23 años de servicio en esa sección, nunca habían recibido un robo de esa magnitud. La Sección está ubicada en el segundo piso del Instituto de Anatomía Patológica, el robo pareciese haber sido perpetrado desde la ventana de arriba del piso puesto que la puerta no fue forzada.

“Mi teoría es que si las personas que entraron era la primera vez que estaban en este laboratorio, tenían que haber destrozado todo sacando a ver qué había en las gavetas”, señaló Albarrán con preocupación, “pero todo estaba ordenado, no había nada destrozado ni libros tirados en el piso”. Mostró los espacios vacíos de los electrónicos faltantes: “se siente como si supiesen lo que venían a buscar”.

Espacio vacío del televisor de 32" sustraído
de la Sección de Neuropatología (se aprecian las ventanas al fondo)
En el robo ocurrido en la Sección de Neuropatología fue rota la segunda ventana del segundo piso, pero las plantas y maceteros por donde debieron descender los ladrones para entrar, no fueron movidas. Además, la ventana tiene una medida de medio metro de largo por donde fue robado un televisor antiguo de 32 pulgadas (tamaño mayor al de la ventana).

La Sección de Ginecopatología también fue robada ese domingo, de donde fue sustraída la rebanadora de úteros. Este equipo es el mismo que se utiliza comúnmente para rebanar queso o jamón en las charcuterías, pero para el Instituto de Neuropatología tiene una función especial: es necesario para segmentar las muestras de útero y encontrar las lesiones escondidas. Sin este equipo, es imposible realizar las biopsias detalladade útero, razón por la cual el servicio se vio interrumpido indefinidamente.

Ventana rota de la Sección de Ginecopatología por donde supuestamente ingresaron al recinto

Resulta alarmante la disonancia entre las declaraciones obtenidas por la mayoría del personal que hace vida en el Instituto de Anatomía Patológica y las respuestas de algunos miembros más allegados a la Directiva. Italia Mundaray, secretaria de la Dirección del Instituto, declaró que “los robos no han aumentado en los últimos años pues hemos tenido la medida de guardar todo”. Además, añadió que “(los ladrones) son expertos, se meten por las ventanas que uno menos se espera”.

El lunes siguiente al robo, finalmente se consiguió tener vigilancia dentro del Instituto, aunque lamentablemente solo fue posible para el turno diurno, de 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde de lunes a viernes. Elinson Campos, el nuevo vigilante, aclaró que “en el día nadie se va a meter para acá, aquí roban es de noche”, por lo que su función es controlar la entrada a la institución.

Luego del robo del domingo, el lunes, el administrador Rodolfo García informó a la policía, pero Elinson Campos señaló que el CICPC se presentó el jueves, “por lo que la escena del crimen debió ser contaminada por los mismos trabajadores que debían trabajar”, explicó Campos.

Sin embargo, aun cuando el vigilante haya asegurado que de día no hay inseguridad, en abril fue robado con armas de fuego personal del Instituto, quienes se encontraban en el mismo espacio donde ahora labora Campos.

La señora D. (su nombre fue protegido por razones de seguridad), contó que hace meses, saliendo del Instituto, fue robada por dos sujetos con armas de fuego. “Yo decidí no realizar la denuncia por miedo a las represalias, al día siguiente estaban estas personas fuera del Instituto, los veo todos los días”, explicó con temor, “los sujetos tienen carnet del Hospital Universitario”.

Distintos miembros del Instituto aseguran “estar seguros que existe complicidad interna en los robos”, D. explicó que “compañeros de trabajo han amenazado al personal cuando se ha intentado realizar denuncias”. Al respecto, Rodolfo García aseguró que “posteriormente (a los robos, personal de la institución) fueron amenazados para que no denunciaran, parece que los ladrones rondan el Instituto”.

Estos hechos han agravado la desconfianza entre los miembros del Instituto, los trabajadores se sienten vigilados aun cuando no han llegado a desconfiar de sus compañeros de toda la vida, pero sí existen sospechas entre el personal que dificultan la relación laboral, explicó Albarrán.

Rodolfo García también resaltó que “el Instituto al igual que la Universidad está expuesto a una inseguridad muy grave”, y ahora para suplir la falta de ciertos recursos que les han sido robados, requieren del apoyo de las Autoridades y también piensan apelar a otros organismos externos.

Desde el robo del 22 de octubre, tanto el Instituto como el Sindicato está esperando para ser atendido por el Decano de la Facultad de Medicina, sin embargo, aún no han conseguido respuesta por parte de ninguna de las Autoridades de la UCV.  Sin embargo, Mundaray aseguró que la Directora del Instituto sí mantenía conversaciones con el Decano para buscar soluciones ante el último robo. Dicha información no pudo ser verificada.

Es importante resaltar que la inseguridad y los continuos robos de los equipos ha afectado gravemente el funcionamiento del Instituto. Daniela Albornoz comentó que sin computadores no se puede trabajar, se perdieron años de investigaciones e historias de pacientes que no estaban respaldadas. Xiomara Meza aseguró que “los más afectados son los pacientes que no se pueden realizar sus exámenes ni obtener sus diagnósticos”.

El Instituto de Anatomía Patológica presta servicio al público y cuenta con reconocimiento nacional e internacional por sus investigaciones, su calidad docente y su servicio a la ciudadanía. Actualmente, una citología tiene un precio de 7 mil bolívares, lo cual resulta sumamente accesible para cualquier venezolano, mientras en clínicas privadas los costos no bajan de 25 mil bolívares.

Relación entre los robos y la atención al público
que presta el IAP de 2014 a 2017
Según cifras declaradas por el administrador Rodolfo García, actualmente “logramos atender máximo 600 casos mensuales, lo cual estimaría un máximo anual de 7 mil pacientes, cuando hace 5 años teníamos un estimado de 17 mil pacientes anuales”.

Además, por problemas en la obtención de reactivos para procesar las muestras y la falta de los equipos adecuados y aires acondicionados por los robos, también se ha visto disminuida la cantidad de servicios que pueden prestar a los pacientes: en el 2013 se realizaban citologías femeninas, análisis de apéndice cecal, colon, útero (con o sin anexos), mucosas (gástricas, colónicas, esofágicas, duodenales y rectales), próstata (por punción, resección completa) y médula ósea, tal como informa la página de la UCV, mientras actualmente solo pueden realizar biopsias y citologías.

Otro ejemplo de esto es la Sección de Neuropatología, donde luego del robo del 22 de julio donde fue sustraído el microondas, muestras que anteriormente podían ser procesadas en 2 horas ya que los reactivos eran calentados en el estos equipos de efecto rápido, ahora demoran 48 horas pues debe ser utilizado un horno especial.