“Mi naturaleza melancólica e introspectiva me llevó a buscar placeres solitarios”
El reconocido escritor caraqueño, Héctor Torres, abre las puertas a su apreciación personal sobre el amor y el desamor, y su vida en rebeldía contra el tiempo
Lucrecia Cisneros.-
Héctor Torres es reconocido por su obra Caracas Muerde, la cual se ha convertido en parte inconsciente de la cultura caraqueña. Héctor, cuenta que todos los relatos que ha escrito se los ha contado alguien más. “La gente cree que yo tengo tanta imaginación, pero la verdad es que no; para escribir me permito ciertas licencias sobre esas anécdotas, al fin y al cabo soy escritor, no periodista”.
Confiesa que inevitablemente, todo sus relatos son autobiográficos. El escritor escribe viendo el mundo a través de su lente. “Yo soy esa cosa medio femenina, medio melancólica que se aprecia en mis libros. Hasta mis malandros tienen una ternura: esos delincuentes existen solo en mi cabeza”.
Héctor es una persona rebelde, le gusta vivir contra la corriente, llevar la vida a su ritmo y no con la prisa que impone la sociedad. Al escribir, puede demorar 8 años para sentir que un libro está listo para ser publicado. “Una vez uno de mis hijos me dijo: papá, yo nunca te he visto salir por la mañana a la oficina” y así va su vida.
"Yo nací melancólico: desde niño, mi naturaleza melancólica e introspectiva me llevó a buscar placeres solitarios. Me gustaba la música, las palabras, me hice un lector apasionado desde muy pequeño. Ya adulto, como a los 26 años, me encontré a mi mismo escribiendo mi primer cuento… y poco a poco lo fui desarrollando hasta que se convirtió en un modo de ver la vida”.
Héctor explicó que el oficio de escritor te enseña solo, desde que uno comienza cada día se va aprendiendo. Pero si pudiese compartir algo luego de todos estos años escribiendo, es que para escribir es necesario obedecer a la voz interior, dijo. “Vivimos en un mundo construido sobre relatos: falacias e historias terribles y oscuras. Estamos condenados a ser infelices: “¡eso no se puede hacer!”, “¿tú crees que eres tan bella como para eso?”, “¿y por qué tú le vas a importar a los demás?”. Así nos han minado la autoestima, la esperanza; el odio y el cinismo se ven como relatos positivos. Eso es lo primero que se debe vencer para ser escritor: hay que imponerse a su destino”.
Sobre su vida cotidiana, Héctor confesó que ha descubierto que le gusta ser papá. Tiene tres hijos de dos matrimonios y todos viven con él y su esposa, juntos hicieron una familia. “Me gusta la interacción con mis hijos, estar con ellos, conversar. Nuestra actividad favorita es hablar, en la casa se hace sobremesa de más de 1 hora. Somos improductivos”, explicó con una sonrisa.
Héctor se declaró enamorado: “Yo amo, amo que jode”. Para él, existen muchos tipos de amor, pero básicamente, el amor es la fe. “Los sentimientos extremos no son el amor y el odio, sino el amor y el miedo, porque el amor es la fe y la luz mientras el miedo es la oscuridad y la incertidumbre”. Creer que el otro te quiere, para Héctor, también es un acto de rebeldía porque se vive al margen de la incertidumbre.
“Uno a medida que vive, sufre y hace daño, es inevitable. Pero creo que sufro más con el daño que he hecho que con el que he recibido... porque no te libras de la culpa”. ¿Entonces, qué es el desamor para Héctor Torres? Después de muchos guayabos, parece que todo se resume a la sensación de que te vas a morir, pero no te mueres. “A veces veo a mis hijos y pienso que van a sufrir despechos y pienso eso va a ser dolorosísimo, van a creer que se van a morir, pero lo más loco es que uno no se muere”.
“El desamor es una cosa maravillosa porque enseña muchísimo, los momentos exultantes son pequeños, son un disfrute y un descanso. Uno aprende con el dolor, solo el dolor enseña”. Después de noviazgos, matrimonios y rupturas, desde hace años, Héctor y su esposa han encontrado la felicidad en la vida cotidiana. “Al despecho nadie lo quiere, pero es tan necesario para crecer”, dice finalmente.
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