jueves, 7 de diciembre de 2017

José Félix Oletta: “Ministro, vacúnese, usted debe dar el ejemplo”


José Félix Oletta: “Ministro, vacúnese, usted debe dar el ejemplo”
Por Lucrecia Cisneros, Sara La Fontaine y Blanca Smith


Se dice que todo lo que está fuera de Caracas es monte y culebra, un exilio olvidado con llanos, selva, y una gran sabana. La crisis que azota a Venezuela, acunada en los brazos de la economía, ha llegado a producir problemas en las ciudades principales del país. Aun así, poco se sabe del interior, cuya población que camina por la misma extensión del territorio parece olvidada, casi ignorada.
Con esa misma actitud fueron ignorados los primeros tres casos de difteria que nacieron en el Municipio Sifontes del estado Bolívar en abril del año 2016. Actualmente, la Red Defendamos la Epidemiología Nacional de la Sociedad de Salud Pública Venezolana (SSPV) reporta hasta 860 casos sospechosos de esta enfermedad en todo el país.
Según el médico pediatra-epidemiólogo, Alejandro Rísquez Parra, la difteria no aparecía en Venezuela desde hace 24 años. Así mismo, las organizaciones y ministerios que deberían estar ocupándose de apaciguar y erradicar nuevamente esta epidemia, sobre todo bajo el declive del ámbito de la salud, no están haciendo suficiente. Venezuela, bajo los parámetros internacionales, es una bomba enferma que se marchita rápidamente.


Difteria: la parca silenciosa
La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la difteria es producida por la bacteria Corynebacterium diphtheriae. Añade que, históricamente, es conocida por ser una enfermedad devastadora cuando se extiende en epidemias.
El periodo de incubación de la difteria es de 2 a 5 días, pero los síntomas y la gravedad de la enfermedad dependerá del tipo de difteria, es decir, la ubicación del lugar de contagio. Por lo tanto, se debe mencionar que el contagio de esta enfermedad ocurre a través del aire o con el contacto físico entre personas.
Los síntomas son comúnmente fiebre, pérdida del apetito, y malestar general. Si el área afectada es la garganta o la nariz, la faringe se verá cubierta de una membrana gris con pus, lo cual puede complicar la ingestión de alimentos y puede causar problemas para respirar, así lo explica el Observatorio Venezolano de la Salud.
Aun así, la OMS explica que las complicaciones son más alarmantes que los síntomas: colapso de vías respiratorias, fallo cardiaco, úlceras en la piel, entumecimiento en las extremidades y, si la toxina diftérica llega al torrente sanguíneo, puede causar fallos en otros órganos principales además del sistema nervioso central. El paciente, dependiendo de su situación, podrá mejorar o desarrollar una debilidad severa que lo llevará a morir de seis a diez días.
Infografía: ¿qué es la difteria?
El Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos expone que la muerte ocurre entre el 5 y 10% de los casos, aunque puede elevarse hasta el 20% entre la población vulnerable, como niños menores a 5 años, personas sin vacunar, y adultos mayores a los 40 años de edad.
América del Sur, debido a su ambiente tropical y a sus factores del sistema de salud, además de otros factores sociales, es una zona endémica, definida así por la Red de Vigilancia de la Difteria. Es decir, la propagación de una epidemia puede ser fatal si la población no está protegida ni toma precauciones. Debido a lo peligrosa y errática que puede llegar a ser la difteria, la OMS hace hincapié en la necesidad de la vacunación preventiva contra la enfermedad.
“La inmunización es una herramienta comprobada para el control y la erradicación de enfermedades infecciosas,” señala la página sobre el Programa Expandido de Inmunización (EPI, por sus siglas en inglés), aplicado de 1977 al 2000. Este programa de inmunización llevó a la implementación de políticas globales, con el ideal de vacunar a todos los niños y garantizar el acceso universal a todas las vacunas de enfermedades como tuberculosis, sarampión, y difteria.
La vacuna de la difteria, explicada por la OMS, tienen como base un toxoide diftérico: es una “toxina bacteriana modificada”, y la mayoría de los países la aplican junto al toxoide tetánico y la vacuna de la tos ferina, conocida como la vacuna DTP.
Mencionado anteriormente, Alejandro Rísquez Parra señala que en Venezuela, desde el año 1939, existía un plan nacional para la erradicación de enfermedades como la viruela, la fiebre amarilla, y la difteria. En 1962 fue cuando se incluyó en el programa la vacuna DTP y, para el año 2004, ya se estaba logrando una cobertura del 80%, lo cual cumplía los estándares internacionales de vacunación. En 1992 ocurrió el último caso de difteria en el país.


La vacuna: erradicación asegurada
La vacuna DTP protege contra enfermedades como el tétano, la tos ferina y la difteria; las tres son enfermedades graves causadas por bacterias que se pueden prevenir con la aplicación adecuada de las dosis de vacunación.
La vacunación completa se debe aplicar en 3 dosis cada dos meses; lo ideal es empezar la aplicación a los dos meses de nacido y puede ser administrada al mismo tiempo que otras vacunas. A partir de los 11 años, la persona debe recibir dosis de refuerzos de la DTP cada 10 años después de la última dosis, pues las DTP solo puede ser suministrada a niños menores de 7 años.
El doctor José Félix Oletta, ex ministro de salud y vocero de la Red Defendamos la Epidemiología Nacional, explicó en una entrevista que una vacunación insuficiente no da inmunidad, por lo que sigue siendo susceptible a padecer difteria. Controlar la epidemia en el país solo es posible a través del cumplimiento completo del esquema de vacunación. “Efectivamente, muchos de los casos que se identificaron como sospechosos o como confirmados, las personas no habían recibido la vacuna o habían recibido dosis incompletas de vacunas”, aseguró el ex ministro de salud.
Es necesario tener presente que el mínimo de dosis de vacunación son 3 aplicaciones cada 2 meses cada una para que el esquema sea efectivo, por lo que es imposible aplicar las 3 vacunas en una misma oportunidad, pues la inmunización no sería alcanzada. A continuación, se explican ciertos casos particulares que se deben tener en cuenta para garantizar la efectividad del proceso:
  • Los que fueron vacunados de forma completa en la infancia, deben volver a vacunarse como tratamiento preventivo con una sola dosis cada 10 años.
  • Los adultos que se aplicaron el refuerzo en los últimos 10 años, no deben hacer nada hasta que este lapso haya sido superado.
  • Aquellas personas que no recuerden si fueron vacunados o recibieron dosis insuficientes, tienen que iniciar el programa de vacunación nuevamente y aplicar las 3 dosis cada dos meses.
  • Si el esquema de vacunación no es aplicado de forma adecuada, el único riesgo de salud es que el paciente no contará con la inmunización contra la difteria.
De acuerdo a lo explicado por el doctor Oletta, el éxito de una campaña de vacunación para controlar enfermedades como la difteria se basa principalmente en la diseminación adecuada de la información, para que las personas y familiares entiendan la importancia de vacunarse.
Infografía: ¿cuál es el proceso para conseguir la inmunización total?
Expresó, además, que el primero que debería vacunarse es el Ministro de Salud: “El personal de salud, que se calcula en unas 500 mil personas, no va a encontrar en ninguna parte el estímulo para vacunarse sin el ejemplo adecuado”. También agregó que si el ministro Luis López le pidiese algún consejo, le diría: “Ministro, vacúnese, usted debe dar ejemplo”.


Plan Nacional de Vacunación: ¿fallo por parte del Estado?
El Plan Nacional de Vacunación (PNV) está diseñado para colocar durante 2 semanas 9 millones de vacunas en todo el país, según las declaraciones del ministro Luis López e informes de la Organización Panamericana de la Salud, sin diferenciar los tipos de enfermedades para los que están dirigidas las mismas, por lo que se desconoce cuántas corresponden directamente a difteria.
López señaló que las vacunas se aplicaron principalmente en los estados “Bolívar, Delta Amacuro, Monagas, Sucre, Anzoátegui, Guárico, Amazonas, Apure y Aragua”, pero garantizó que se vacunará a las niñas y niños, mujeres embarazadas y adultos mayores en el resto de los estados del país.

Sin embargo, Oletta identificó que el Plan Nacional de Vacunación está “mal diseñado porque está hecho para dos semanas y en ese tiempo usted no puede aplicar 9 millones de dosis de vacunas, tanto es así que la primera semana solamente se aplicaron 900 mil vacunas”.
En Venezuela residen 32 millones de habitantes, según cifras de Country Meters, por lo que si el PNV se hubiese diseñado para aplicar las 3 dosis a los pacientes, el Plan solo podría proteger al 9% de la población lo que es insuficiente ante una epidemia.
Oletta explicó que lo más preocupante, sobre el PNV, es la falta de información adecuada sobre los periodos en los que la población se debe re vacunar, y sobre todo, que el Plan está destinado al fracaso “si solamente le informa a la población que va a ser vacunada en dos semanas y no dice que en el mes de enero o en el mes de marzo tienen que aplicarse la segunda y la tercera dosis”, aclaró el ex ministro. Es decir, si el paciente no conoce la necesidad de aplicar las 3 dosis en los lapsos adecuados, la persona puede interpretar que está protegida cuando no lo está.
La doctora Marianella Herrera, presidente del Observatorio Venezolano de la Salud, aseguró que tanto el PNV como las jornadas de vacunación son insuficientes. Además, recalcó que no se sabe a ciencia cierta qué tanto efecto puede tener una jornada, pues existe una deficiencia de reportes de las mismas, por lo que al final no se sabe a cuánta gente se vacunó.
Adicionalmente, agregó que otro de los problemas que han detectado desde el OVS es que en ciertas áreas del país los porcentajes de vacunación son menores al 80%, lo que deja a una gran cantidad de población vulnerable. En contraste, las jornadas de vacunaciones están teniendo lugar en las zonas urbanas del país, dejando de lado al área rural.
Sin embargo, si el paciente conoce los periodos en los que debe ser vacunado para estar protegido y los cumple a cabalidad, la vacunación aplicada es confiable pues las vacunas son adquiridas a través del fondo de la OPS, el cual sólo suministra productos precalificados por la OMS. En otras palabras, su calidad está certificada como un producto estable, inocuo y eficiente.
Herrera considera que, a pesar de que las vacunas son confiables, es importante ir a centros de vacunación confiables, como lo son las instituciones de salud certificados por el MPPS y las clínicas privadas.
Oletta explica que, en Venezuela y luego de 24 años, resurge la difteria principalmente porque los programas de prevención como lo es la vacunación, fueron abandonados en los últimos años. Una población no vacunada, agrupa a una mayor cantidad de personas vulnerables y susceptibles. Actualmente, la Red Defendamos la Epidemiología, calcula que el número de susceptibles fue superior a 3,5 millones de venezolanos para el mes de agosto de 2016, para el mes de diciembre de 2017 esta cifra debió haber aumentado.
Por lo tanto, si hay presencia de portadores sanos de la enfermedad, personas que transmiten la bacteria sin padecer síntomas ni padecer ningún riesgo, y estos entran a una comunidad donde hay un alto porcentaje de niños no vacunados o de población vulnerable, la enfermedad se va a propagar. Al respecto, el doctor Oletta, y confirmado por la OMS, considera importante resaltar que la enfermedad solamente se puede transmitir entre portadores humanos.
“Venezuela es uno de los países que no cumple el programa mundial de vacunación y eliminación contra la difteria del continente americano”, explicó el doctor. El 74% de los casos de América están en Venezuela, la Red Defendamos la Epidemiología calcula que en el país hay 5 veces más casos de la enfermedad que en Haití. La vacunación es la medida preventiva más efectiva e importante, no solo en casos de difteria, sino de cualquier otra epidemia vacunable.
Herrera concuerda nuevamente con Oletta y explica que: “Venezuela suele cumplir los parámetros internacionales con respecto a la vacunación, ya que se siguen los lineamientos. Sin embargo, no cumplió con los parámetros de reforzamiento de la vacuna, lo que probablemente ocasionó que se generará una posible epidemia”.
Infografía: ¿Cómo reapareció la difteria en Venezuela?


Plan Nacional de Vacunación: Tema de conexiones
El Colegio Claret de El Hatillo (Caracas), fue sede de jornadas de vacunación para estudiantes, empleados y familiares. Estefanía García, joven venezolana de 20 años de edad, asegura que asistió al centro porque su abuela trabaja en el colegio. Para vacunarse “había estudiantes y miembros del colegio, pero pocos familiares”, aseguró.
Por su parte, Andrea Chintemi, otra joven venezolana, explica que su familia se pudo vacunar gracias a que un familiar que trabaja en el Instituto Venezolano de Seguridad Social les consiguió y apartó las vacunas. “No sé si tuvo que pagar o no para que se las dieran, eso es muy complicado”, dijo. A pesar de lo poco recurrente que son los efectos secundarios, Chintemi explicó que ese día le dolió la cabeza, “me sentía muy mal, no podía conmigo”, pero en cambio, su mamá y su hermano no experimentaron nada similar.
En el municipio El Hatillo, Miranda, por los momentos se han reportado dos casos sospechosos. El primero se trató de una mujer que había viajado recientemente a San Casimiro, según explicó Elina Suárez, Directora de Salud de la Alcaldía de El Hatillo, la cual resultó confirmado como un caso de difteria. El segundo caso, fue una joven estudiante del Colegio Claret, según lo expuesto en el Comunicado Oficial de la Alcaldía, pero Suárez asegura que el caso resultó no ser diftérico y que “en El Hatillo no hay un brote por lo que no hay necesidad de alarma”.
Comunicado Oficial de la Alcaldía de El Hatillo por segundo caso sospechoso de difteria
El Alcalde de El Hatillo, Reinaldo Díaz, expresó que “Hatillo Salud hace recurrentemente jornadas siempre y cuando se tengan las vacunas suficientes para poder prestar este servicio” y alertó que no se tienen las vacunas suficientes para poder aplicarlas según la demanda que reciben (vídeo). En Cambio, Suárez aseguró que “en 4 años de gestión se ha vacunado todos los días” pero no comentó nada sobre insuficiencia en la cantidad de vacunas que se tienen.


Información oficial: silencio peligroso
Un documento emitido por la OMS indica que el control y el tratamiento de la difteria requieren de sistemas eficientes de vigilancia y reporte a nivel nacional. Para esta organización, cada país debe tener documentos disponibles para la ciudadanía sobre los casos de difteria en el país.
Este postulado se encuentra respaldado por un reporte del Irish College of General Practitioners que también resalta la importancia del mejoramiento de la vigilancia epidemiológica, la investigación, la localización y rastreo de casos y el tratamiento de los afectados por la enfermedad.
Sin embargo, según la Organización Panamericana de la Salud, el gobierno venezolano ha mantenido un “silencio cuestionable” en relación a la difteria desde diciembre del 2016 hasta los momentos, pues se trata de una enfermedad de notificación obligatoria y de alto interés no solo para el país sino para toda la región.
La Sociedad Venezolana de la Salud Pública y Red Defendamos la Epidemiología en su informe Décimo tercera alerta sobre difteria, también recalcó que el Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS) ha guardado silencio durante meses y ha fallado en registrar y notificar los casos de difteria en Venezuela mediante los códigos de identificación de la Clasificación Internacional de Enfermedades.
Además, denunciaron que el Ministerio elaboró “normas internas para la conducción de la epidemia” que no fueron divulgadas a las instituciones y organizaciones de salud venezolanas, y que no emitieron un informe para la OPS sino hasta septiembre de este año. No obstante, ni las cifras oficiales ni las medidas tomadas han sido difundidas o divulgadas.
José Félix Oletta indicó que: “Hay una gran limitación para tener los datos epidemiológicos exactos del número de casos, el número de fallecidos, de la distribución de los casos por edad y por sexo porque hay opacidad en el MPPS en ofrecer oportuna y continuamente estos datos”.
También indicó que los datos que manejan desde la Red Defendamos la Epidemiología corresponden a cifras que ellos mismos han sacado entre los años 2016 y 2017, y que publican documentos llamados Alertas epidemiológicas de difteria.
Adicionalmente, resaltó que no tiene ningún tipo de duda que la falta de divulgación de informes por parte del MPPS para la salud han agravado la situación de la difteria en el país. A su vez, indicó que esta situación se está produciendo con los reportes epidemiológicos desde el año 2007.
Asimismo, Herrera confirmó que no se tiene el número exacto de casos ni de muertes, pues solo los hospitales y las ONG dan datos. Agregó que las cifras que manejan desde el OVS son de la Red Defendamos la Epidemiología, la cual anunció en mayo de 2017 que, para el momento, en Venezuela había 39 casos sospechosos, 8 confirmados y 2 muertes.
Carolyn Redondo, médico infectólogo del Hospital Universitario de Caracas, corroboró la información dada por Herrera, pues indicó que no tienen acceso a información o boletines emitidos por el MPPS, sino que se manejan por los informes emitidos por la Sociedad Venezolana de la Salud Pública y Red Defendamos la Epidemiología y por la estadística interna que llevan en el hospital.
De acuerdo con Oletta, actualmente manejan el dato de que existen alrededor de 850 casos sospechosos de difteria dentro del territorio nacional. Sin embargo, el médico y distintos medios de comunicación nacionales, tal como El Nacional, han reportado que las cifras que se manejan en los entes internacionales fueron difundidas por el Centro de Enlace del Reglamento Sanitario Internacional de Cuba y no por instituciones venezolanas.
Para contrastar esta información se intentó, de manera fallida, acceder al sitio web del MPPS. A pesar de que existe un dominio registrado del ente oficial, la página nunca abrió, sin importar el tipo de navegador web que se utilizó para intentar acceder a la dirección web. Otras páginas oficiales tampoco incluían reportes o cifras sobre la difteria en Venezuela.


Error que arroja la página del Ministerio de Salud

Además, a pesar de los 850 casos sospechosos de difteria, el ministro de salud, Luis López mencionó en la rueda de prensa al momento de lanzar el Plan Nacional de Vacunación el pasado 06 de noviembre que “los casos de Difteria en Venezuela son controlados. Es decir, la matriz mediática hay que eliminarla con la aplicación de la vacuna que ya se habían estado colocando, podemos controlar el tema de la difteria y vacunar a la mayor cantidad de población”, sentenció.
Por otra parte, Carlos Walter, médico y miembro del OVS, indicó que no se tiene conocimiento sobre la cantidad de unidades que hay en el país de los medicamentos necesarios para tratar la difteria: la antitoxina diftérica y la penicilina. Además, reprobó que los entes oficiales solo mencionan a la penicilina cuando hablan sobre el tratamiento de la enfermedad y, casi siempre, dejan de lado a la antitoxina diftérica.
Según un reporte de El Nacional, la falta de inventario por parte de las instituciones es tan compleja que cuando se empezaron a detectar los casos de difteria en el estado Bolívar, el personal de salud de Ciudad Guayana tuvo que tratar a los pacientes con dosis de antitoxina diftérica que se encontraban vencidas desde el 2009.


Difteria: a tratamiento deficiente, ¿catástrofe sanitaria?
En primera instancia, si la difteria no es tratada con propiedad a través de la aplicación de los parámetros internacionales esta tendrá como consecuencia la aparición de nuevos casos y la propagación de la enfermedad a través del territorio nacional.
Según Redondo también incrementará el número de portadores, es decir, personas que tuvieron contacto con enfermos y que fueron contagiados de difteria sin saberlo. Estas personas facilitarán la proliferación de la enfermedad.
Esta situación ya se puede ver en Venezuela, pues lo que inició como tres casos aislados en el municipio Sifontes del estado Bolívar en cuestión de un año se convirtió en una potencial epidemia que ya ha producido muertes y que se encuentra presente en casi todos los estados venezolanos.
Esto fue explicado por Oletta, quien definió la situación de la difteria como “una epidemia no controlada en periodo de diseminación”, lo que implica que todavía se sigue extendiendo geográficamente y que podría continuar expandiéndose por el territorio nacional.
Por otra parte, Herrera prevé que, si no se produce una mejora en la prevención y tratamiento de la difteria, los índices de mortalidad incrementarán, pues el sistema de salud venezolano no cuenta con la capacidad para tratar tantos casos de esta enfermedad.
Redondo respalda esta teoría aclarando que, si los casos de difteria no se tratan a tiempo y las autoridades no proveen el tratamiento adecuado, el resultado será un alto índice de mortalidad en las personas que padezcan de esta enfermedad.
Finalmente, Herrera comentó que otro de los efectos que tendrá la potencial epidemia de difteria en el país sería la migración de los afectados a otros países para conseguir los medicamentos y tratamientos pertinentes.
Casos similares al mencionado con anterioridad se produjeron en dos ocasiones durante el mes de septiembre:
  • El Consejo Médico de Guyana reportó el 03 de septiembre que alrededor de 300 venezolanos cruzaron la frontera diariamente para recibir atención médica en el país fronterizo.
  • El 15 de septiembre, el gobierno Colombiano anunció que había invertido $3.4 millardos en la salud de los venezolanos que cruzan la frontera y no forman parte del sistema colombiano.


Venezuela: al borde del abismo
La difteria es una enfermedad que había sido erradicada de manera casi definitiva, en un país donde, Herrera asegura que, los casos de difteria que aparecieron en el país durante el periodo entre 1997 y 2006, siempre eran consecuencias de viajes al exterior en zonas endémicas.
Por otra parte, Oletta señala que los profesionales de la salud graduados durante el periodo de 1992 y 2016 solo habían visto la enfermedad en láminas y libros en clase, durante su formación. “La mitad de mi vida vi casos de difteria, en los últimos 25 años no los volví a ver, hasta ahora. Y eso me da un gran dolor, eso es un retroceso en la salud pública del país,” recalca el ex ministro.
La enfermedad se extiende con gran rapidez, los organismos de salud nacionales intentan dar soluciones que parecen no ser suficientes en un país tan vulnerable como lo es Venezuela. Son tantas las razones por las cuales la difteria ha resurgido que es imposible señalar a todos lo responsables de lo que puede ser una devastadora epidemia. Aun así, hasta que no toque Caracas de manera irreversible, todo lo que pasa fuera es monte culebra, llano, selva y un silencio estremecedor.

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