Luis González recibió un disparo en la pierna en la Hora Cero después del plebiscito
“Si bien hay muchas cosas que no puedo hacer, son más las que nunca me habían pasado por la mente y ahora puedo”
“Al despertar le pregunté al doctor qué le pasaba a mi pierna que no la veía,
en ese momento fue cuando me dijeron que me habían amputado”
en ese momento fue cuando me dijeron que me habían amputado”
Soy de Sarare, cerca de Barquisimeto, pero me mudé a Caracas el 14 de abril, había ingresado a estudiar Comercio Internacional en la Universidad Simón Bolívar, en su sede del litoral. Era el pleno auge de las protestas, desde las de 2014 había quedado con una sensación de impotencia porque era menor de edad y sentía que estorbaba en las manifestaciones, pero ahora que había cumplido 19, podía hacer algo.
Yo creo que el 19 de abril fue la marcha más importante, ese día vi y viví tantas cosas que me uní a la resistencia, fue entonces cuando me nació la necesidad de defender el frente para que los mayores pudiesen estar a salvo atrás, eso me decían mis principios y fue lo que hice.
Protestaba de lunes a viernes y trabajaba los fines de semana. Una de las veces que salí a la protesta fui con el grupo de choque de la Simón, unos chamos de la calle me dijeron ese día que me quedara atrás, “no te arriesgues, tú eres el futuro, échale bolas a los estudios que nosotros no tuvimos la oportunidad”, eso me marcó, los chamos repetían una y otra vez “dale hacia atrás, nosotros nos arriesgamos para que ustedes se formen y saquen este país adelante” pero no podía dejar que otros luchasen por mí.
El día del plebiscito se respiraba libertad, la gente estaba de buen humor y se sentía la esperanza; yo también salí a firmar. A medianoche activamos la Hora Cero en Naiguatá, estado Vargas, éramos muchos jóvenes y nos sentíamos apoyados, no esperábamos que hubiese ni siquiera un herido. Aún así, a la 1:30 de la madrugada del 17 de julio apareció de la nada la Policía de Vargas, inició una balacera y recibí un tiro en la pierna, el dolor fue tan fuerte que caí desmayado mientras nos seguían disparando a matar.
En el dispensario de Naiguatá esperé 3 horas por la ambulancia, estaba perdiendo mucha sangre, después de las 5 de la mañana fue que me trasladaron al Seguro Social de Vargas. Allí me dijeron que estaba bien, que la bala no me había hecho ningún daño y me colocaron una férula. Al cuarto día, mi mamá se da cuenta que botaba un líquido de la pierna que no era normal, tenía mal olor.
Fue el 21 de julio cuando me llevan al Pérez Carreño y me dicen que me tienen que amputar la pierna: en ese momento me desesperé. Una amiga me ayudó, consiguió me trasladaran al Hospital Clínico Universitario (HCU), donde la cirujana María Limar Salazar me dice que hay un 5% de probabilidades de salvar mi pierna, así que lo intentamos. Me operó y por dos meses estuve en tratamiento, fue duro.
Parecía que todo estaba yendo bien, pero el 14 de septiembre desperté en la madrugada con la tensión descontrolada, taquicardia y me costaba respirar, creíamos que había sido una reacción alérgica al tratamiento así que me llevaron a terapia intensiva. Fue un shock séptico. Me entubaron y mi próximo recuerdo es 5 días después, cuando despierto había un vacío en la cama, no entendía. Vi que la pierna no estaba pero pensaba que tenía la pierna doblada hacia atrás, no la veía ni la sentía. El doctor me dijo que me habían amputado.
El próximo mes fue eterno, no sabía cómo me sentía. Salí a protestar para exigir una mejor vida y la PoliVargas me disparó para matarme, y al final perdí la pierna para salvar mi vida. En el Hospital Clínico veía a otros jóvenes morir y aunque yo no tenía una pierna, mi vida sigue. Decidí fingir la sonrisa para que mi cuerpo mejorara, hasta que volví a reír de verdad.
Desde que conseguí el dinero completo para la prótesis ha sido una montaña rusa de emociones. Volver a aprender a caminar ha sido complicado, pero muy emocionante. Ya di mis primeros pasos y me divierte mucho los niños que se sorprenden en la calle por mi pierna de robot.
En enero retomaré mis estudios en la Simón Bolívar, ya no puedo jugar fútbol, es mi pasión desde niño y ha sido mi vida por años, pero ahora voy a colaborar con Futuro Vinotinto, podría ser entrenador de fútbol para que otros niños vivan lo que yo viví a esa edad.
Ya no puedo correr ni jugar fútbol, no sé si podré continuar modelando, tenía una carrera de 3 años, pero si bien hay muchas cosas que no puedo hacer, hay mil y un cosas más que nunca me habían pasado por la cabeza y ahora con mayor facilidad puedo realizar. Espero ayudar a las personas como me han ayudado tantas personas a mí para poder pagar mi tratamiento y comprar la prótesis. Con el dinero que recaudé de más he ayudado a chamos en situación de calle, mi meta de vida desde el tiro es dar.
Además, creo que lo más importante es la chispa que nació con una de mis doctoras. Nos conocemos hace 5 meses y salimos desde hace 3: tenemos menos de una semana siendo novios. Ha sido increíble tener a alguien tan comprometida, tan decidida por hacerme sonreír, que nació el amor.
Le pedí que fuese mi novia en el concierto de Corina Smith con Gustavo Elis en Maracaibo. Justo antes de la canción novios en el concierto me permitieron subir a la tarima y le pedí delante de todos que fuese mi novia. Estaba increíblemente nervioso pero quería hacer algo especial y fue una oportunidad muy valiosa porderle declarar mi amor delante de tanta gente.
Sí, me quitaron una pierna, pero me he ganado cosas que nunca creí para mí y he crecido, ahora soy una mejor persona; aseguró Luis González con una sonrisa.
A través de este enlace podrás ingresar a la campaña de generosity a través de la cual Luis pudo recolectar los donativos para adquirir su nueva prótesis y volver a caminar.
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